parte I


Uno escribe desde donde viene y yo hace tiempo que estoy intentando descifrar de donde vengo para saber para donde voy.

Me fui de argentina hace unos años, unos pocos, no tantos, no por elección mía, no a partir de un deseo profundo de abandonar mi tierra, sino porque tuve la oportunidad y no quise dejarla pasar. Quizás por eso y no por otra cosa mi visión de la vida afuera, del ser argentino en el mundo, no es la misma que aquellos que se van de este país ya cansados de su economía fluctuante y de sus 'problemas sociales'. Y lo pongo entre comillas a propósito porque desde que me fui no vi más que problemas relativos a los lugares donde he estado. No hay país sin problemas sociales, por lo menos para mí. Quizás la diferencia está en la raíz de esos problemas, pero a eso quiero llegar un poco más adelante.

Ahora les quiero contar que fue lo que flashe, como mi eurocentrismo cambió y desde donde es que yo me di vuelta como una media, para terminar tomando la decisión de venirme a vivir de nuevo al lugar donde pertenezco.

Yo vengo de una familia eurocentrista nivel dios. Sabemos que somos descendientes de los italianos pero somos más bien selectivos en cuanto a qué aspectos de la italianidad nos sentimos orgullosos y qué otros son propiamente argentinos, por lo tanto despreciables. Me acuerdo que cuando fui a Italia por primera vez deliraba con que estaba en casa porque los tanitos gritan mucho en la calle, son extremadamente maleducados y tienen un canto en el hablar muy parecido al nuestro. En mi casa eurocentrista esa irreverencia italiana no se reconoce como europea sino que es más bien americana, como si al venir a argentina los tanos hayan aprendido espontáneamente a ser unos mal llevados. Qué loco, pensaba yo, esta selección de rasgos y esta jerarquización de costumbres en las que las occidentales son más mejores que las americanas. Pero lo más loco fue cuando nos dimos cuenta que en verdad sabíamos poco y nada de donde veníamos. A mi hermana se le dio por hacerse uno de esos test de ADN donde salta la ficha de donde sos y los porcentajes. Dicen que son puras falacias, no sé, no viene al caso ver si son accurate o no. El tema es que ahí se vio que no somos tan tanitos como creíamos que éramos; aparentemente somos más franchutes que otra cosa. Según el test somos franchutes, en segunda instancia tanitos y después hubo dos porcentajes altos que me llamaron la atención: tenemos sangre guaraní y sangre mapuche. Que tenemos sangre aborigen ya sabíamos, porque acá ninguno es blanco rosa, todos tenemos algo de color. Pero lo que me llamo la atención es que sabemos muy bien de donde salen esa ascendencia guaraní y mapuche: mi abuela es correntina y mi abuelo de Neuquén. Chau, dos más dos es cuatro. Nadie sabe, sin embargo, de donde sale la sangre francesa esa, un misterio.

Yo me fui afuera diciendo que era hija de los italianos, bastante orgullosa de un pasaporte europeo que heredé de puro pedo. Me fui primero a Australia, país de blancos rositas, para darme cuenta primero que mi piel no es tan blanca como yo pensaba. Cuando me volví a vivir a argentina entendí que estaba recuperando todos los privilegios que había perdido cuando me fui afuera; ahora volvía a ser blanca, clase media y educada. Afuera yo no era considerada tan blanca, claramente no era clase media sino que era percibida más bien como pobre y mi nivel educativo no pinchaba ni cortaba, en vano había leído tantos libros de filosofía y de historia del arte; yo era una sudaca más. En este país de blancos rositas vi que los pueblos originarios de ahí vivían completamente excluidos de la sociedad blanca. Nosotros, como mochileros, teníamos más acceso al trabajo que un aborigen australiano. Me volaba la mente escucharlos decir que ya habían pedido perdón, como si eso fuese suficiente. Entendí que en argentina, si bien hay muchísimo racismo, también siempre hubo mucho mestizaje. Y gracias a ese mestizaje es que no me había dado cuenta antes de que yo no era tan blanca.

'you're no white enoug' me dijo un australiano una vez. Esa frase quedó grabada en mi cabeza, a qué se refiere con no ser suficientemente blanco? Me fui de argentina en su momento sin saber casi nada de Australia, del mismo modo en el que ellos no saben nada de nosotros. Descubrí estando afuera que para ellos, para los extranjeros, argentina forma parte de una masa uniforme que es Latinoamérica, una masa homogénea a la cual les escanta estereotipar bajo la figura del 'latino' que normalmente es más específicamente un centroamericano. Es raro incluso decirse sudamericano porque para los otros americano es un yanqui y desconocen completamente del hecho de que América sea un continente entero y no un país. Conocen muy poco de nosotros, pese a nuestro orgullo maradoniano, pensamos que somos los mejores del mundo porque el DIego y Messi, pero cuando salís de la burbuja te das cuenta de que quizás sí sepan que en argentina el futbol es importante, pero poco saben de la ubicación geográfica de uno de los países más grandes de Sudamérica. Tampoco saben mucho de nuestro idioma, aunque no sea nuestro originariamente, no saben que acá se habla castellano y más de una vez me han preguntado si en Latinoamérica no se habla portugués. Pues no mi ciela, acá hablamos con la ye y decimos vos en vez de tú, eso los marea un montón. Me han llegado a preguntar si eso que yo hablo en realidad no se llama mexicano y yo, sin mucha paciencia, les he intentado explicar que no, que de hecho mexico y argentina están entre medio de otros tantos países latinoamericanos que ellos deciden ignorar. Y no es personal, no es que los australianos hayan decidido eso, ellos son hijos fieles de los ingleses y los ingleses son expertos en seleccionar qué se sabe del globo y qué no.

Después de pasar un año trabajando y viajando en Australia decidí mudarme a Irlanda y ahí, donde los blanco-rosita abundan, tuve la oportunidad de charlar con una irlandesa que me dijo algo muy importante respecto este tema:

-hay una decisión política de que los ingleses no sepan lo que el imperio hizo con sus colonias, por eso ellos vienen acá y no entienden por qué no los queremos.

Pensé en ese momento que esa idea se aplicaba a todo y explicaba muchas cosas. Así como en Inglaterra (y sus colonias o semicolonias como Australia) hay una decisión política, de educación nacional, que decide ignorar los desastres del imperio alrededor del globo, así también en Argentina hay una decisión política de que nos enseñen más de Europa que de América latina. Nuestro sesgo viene de la educación, porque la educación, siempre al servicio del poder y la hegemonía, ha decidido ignorar 500 años de colonización y 2000 años previos de vida americana antes de la llegada de los españoles, es pos de contarnos detalladamente en qué consistieron la primera y la segunda guerra mundial. Don't get me wrong, no quiero decir que no hay que saber de historia universal, pero lo loco es que eso que se dice universo no es más que Europa y/o occidente o lo que ellos consideren que es occidente. Y hago esta aclaración porque así como los australianos piensan que América es una masa uniforme, así también nosotros percibimos a África, Asia y Oceanía, como una gran masa donde solo algunos pocos países se destacan, el resto es un estereotipo que unifica culturas ricas y diversas. Quizás lo que más me sorprendió de esa homogeneización de las geografías es que incluso respecto a Europa mismo tenemos ese sesgo; nadie habla de los países de Europa del este, los únicos que conocemos son los que han tenido colonias a lo largo del globo, en nuestra naif idea de que es Europa, Lituania o Macedonia no tienen lugar.

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