Estoy en el umbral de
tolerancia de mi problema de este momento, right on the top. Me puse a buscar en internet artículos tipo “cómo
saber si estás enamorada” y dicen pelotudeces sobre imaginarte un futuro y
pensar mucho en el chabón. Gran noticia. Este forro está en mi mente desde hace
dos años y no puedo extirparlo porque, por otro lado, es el tipo más piola que
conozco hasta ahora. Me hice una cuenta en una app de citas a ver si me olvido
del susodicho y me consigo un noviecito, fue un viaje into the bizarre world of the citas. La primera vez chateé con un chabón que no tenía una foto suya. Ustedes
saben, estas aplicaciones funcionan onda catálogo de personas. ¿Te gusta mi
cara? Sí. Entonces “hola, cómo andás?” y las demás giladas propias del chamuyo.
Este no tenía foto de su cara, había puesto una foto de Volver al futuro. Yo dije
“que bueno que no pone fotos de él re cat, parece copado”. ¿Parece copado? A casi
todo el mundo le gusta Volver al futuro, por eso es un clásico. Mi criterio de
lo copado estaba siendo bastante flaco la verdad. Hablamos y quedamos en tomar unos
mates en Plaza San Martín. Fue una tarde de otoño, hacía un poco de calor y su
referencia para que yo lo pudiese indentificar, dado que no conocía su cara, era
que tenía una campera de cuero. Cita a ciegas mal. Cuando lo vi entendí por qué
no tenía una foto suya, era feo o lo que convencionalmente uno diría feo. La belleza
está en otras cosas y no en la superficie de la cara ustedes dirán y yo
coincido, así que intenté no hacerle caso a mis prejuicios y tomarme unos mates
con este buen hombre que acababa de conocer. Su problema no era su fealdad convencional
sino su mala onda, porque, hemos visto, la belleza es más bien una cuestión de
actitud. Al menos el tipo de belleza que me interesa, no el de las pasarelas,
no el hegemónico. Este chabón era terriblemente
mala onda, con la vida, con su familia, con su trabajo, con las mujeres. No funcionó.
Tomamos dos o tres mates y me fui a mi casa. Me escribió un par de veces y,
como buena campeona de la evasión, nunca respondí. Al tiempo, como todos,
entendió el mensaje de mi silencio y dejó de escribirme.
La segunda vez chateé muy
pocas palabras con un chico al que conocí casi de inmediato. Listo, es la mía
dije yo. Me olvido de este idiota y se va todo la goma. Pero no. No sé que pasa
que no me enamoro de otro. Salí unos meses con mi segunda cita telefónica. La dificultad
estaba en que prácticamente no lo conocía y me vi forzada a que me guste todo
de él. No sé de dónde saqué esa idiota idea, ¿de la cultura quizás? No estoy
segura de qué carajo sea el amor pero estoy segura que no es eso, no es
imaginarme que me gusta alguien y menos que menos forzarme a que me guste
alguien. Sigo creyendo que el amor debe ser otra cosa.
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