A veces odio las cosas que escribo. A veces creo que de escribir más podría decir con mejor exactitud, o mayor precisión, lo que necesito decir. Suelo decir “el punto es esto o aquello”. Suelo dar cátedra sobre la angustia pedorra y fingida que pocas veces he sentido. He sentido muchas más veces temor a la angustia, que tristeza en sí.
Solía despertarme triste y andar enteramente en la búsqueda de si tengo que inventarme por completo o debo aceptar que soy fingida y dejarme llevar. No he resuelto el asunto.  

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