Mis granos son como yo misma, nunca terminan su cometido, nunca maduran. Pasa algo aún peor; yo los rebiento, los exprimo hasta sangrar, de modo que no quede nada por madurar. Pequeña analogía de mi comportamiento. Yo misma me vivo rebentando para sacar todo dolorosa y brutalmente, en vez de dejarme madurar.



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