Tengo una historia terrible para contarte. Un día de esos que crucé a hacer los mandados de noche, de birra y puchos, y quizás alguna servilleta de papel para los mocos de otros, vi una lucecita prendida en tu ventana. Supuse que era una luciérnaga, pero la verdad es que pocas veces vi una luciérnaga más que en la ruta cuando viajo de noche para casa con mi padre en el auto. Sospeché que las luciérnagas no deben brillar tanto y que en verdad siempre que uno ve una luz pequeña piensa que es una luciérnaga, en vez de pensar que es un espejito que refleje un foco o una mini linterna que dejó un gnomo colgando desde una persiana.
El asunto es que bajé la vista y vi al gnomo. No era escosés y colorado, no. Era sólo un tipito hecho en dibujitos, un tipito hecho en dibujitos que no tenía rostro ni dedos, tenía un palito por cuerpo y un redondel (círculo, la gente dice círculo) por cabeza. El gnomo no me habló, sólo me pateó el pie bien fuerte, me señaló la cajita de fósforos que tenía a su izquierda y la abrió despacito para mostrarme los botones luminosos que tenía guardados. La cajita decía “para la dama y el caballero, con minutero y segundero, botoncito para prender las cabecitas de las personitas”.
3 comentarios:
mas hermosa pau
Los gnomos no son irlandeses?
Yo prefiero redondel.
Publicar un comentario