Ya no hay en mí el mínimo de esperanza, se agotó la espera. Temo y me angustio. Sé que no voy a volver a enamorarme. Entonces temo y me angustio. Voy a seguir besando cuerpos que a los meses van a ir cambiando. Voy a seguir dándole amor a completos extraños. Anoche me acosté triste sabiendo su respuesta: “El amor no existe, Paula, nos lo hemos inventado. El amor está sobrevalorado”. Y sin embargo la gente se enamora. Ama desesperadamente. Cree.
Yo los envidio. En mí no hay más que silencio, no hay más que vacío. Ya no queda nada en mí.
Podría preguntarte pero vas a ignorarme, vas a decirme que no hay tal cosa, que lo que hay son relaciones con un mote, que a vos los motes no te gustan y por eso más vale no nombrarnos, por eso más vale no decirnos. Quisiera transformarme en tu deseo. Una parte de mi sabe que eso no va a pasar. Sos así, no hablás más de lo necesario, no te arriesgás por cosas en vano, mi amor todavía no merece tu riesgo, tu movimiento.


No hay comentarios: