No hay nada que recordar.
Sólo su mano en mi costilla,
sólo su beso de despedida.

Donde tengo una mínima esperanza en un otro ése desaparece delante de mis ojos.
Entonces me esperan años hasta que aprenda a dominar mi deseo, hasta que aprenda a perder las esperanzas, hasta que me olvide de lo que son los besos. ¿Para qué los quiero si no duran más que una semana?
A veces creo que querer a alguien es pasarle el parte de lo que hice, de lo que pienso, pero rendir cuentas no es amar. Entonces me autovigilanteo y cuando me pasan cosas buenas pienso en contárselas a x. But there is nobody out there.
En realidad x era la chispa de esperanza que sostenía en la mano cerrada tipo buñuelo. Pero las chispas no duran mucho tiempo y ésta, como las demás, terminó por desvanecerse. Ahora ya no hay motivos para inventar una chispa nueva, para prender el fósforo. Para x fui pura contingencia, lo mismo que para y.
Se terminó la era de x, no sé de quién será la era ahora, pero no es más suyo el tiempo. Me cansé de su silencio de ultratumba.
La condena es para siempre y en verdad yo no sé qué es lo que va a pasar, no sé cuál es mi eternidad. No estoy condenada a amar sombras o variables, estoy condenada, y no eternamente, a vivir y tener experiencias. No siempre voy a amar a una idea, quizás algún día ame a una persona, con todos sus aciertos y falencias.

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