¿Dónde está la poesía que salvaba mis mañanas?
Me la comí toda esperando que se hunda, suponiendo tontamente –tonta yo- que las letras sólo están cuando yo no estoy, cuando decido vivir.
Después que muera pueden surgir todas entre mis papeles y taparme entera.
Muerte y putrefacción, condición previa de la transmutación.
Morir en mi mundo de ser y pudrirme en todo lo que
digo y hago.
Entonces, sólo entonces, cuando coma mi propia carne muerta voy a poder abrir los ojos y buscar la claridad.
Entonces, sólo entonces, cuando coma mi propia carne muerta voy a poder abrir los ojos y buscar la claridad.
Tengo el hedor propio del moribundo y el vino asienta mi malestar
y lo cubre así me duermo.
Debe ser que estando dormida todas mis partes muertas, las que ahora busco reconocer, salen a flote de mi cabeza, ya sin restricciones de orden y tiempo; y se desarrollan, pasan, se permiten ser así terminan de morir y me dejan resucitar en paz.
No tanta paz, mi paz siempre se interrumpe, sólo que periódicamente.
No es este el momento de la turbulencia, es el momento de verme caer.
Debe ser que estando dormida todas mis partes muertas, las que ahora busco reconocer, salen a flote de mi cabeza, ya sin restricciones de orden y tiempo; y se desarrollan, pasan, se permiten ser así terminan de morir y me dejan resucitar en paz.
No tanta paz, mi paz siempre se interrumpe, sólo que periódicamente.
No es este el momento de la turbulencia, es el momento de verme caer.
Behind the trees,
the soul.

No hay comentarios:
Publicar un comentario